domingo, septiembre 21, 2008

Lanzamiento de “Iglesia Joven”

Presentación-lanzamiento de “Iglesia Joven”Por nuestro P. Fundador

Este es el título del boletín informativo, propio de la Legión Juvenil de Cristo Rey, que saldrá a luz periódicamente…¿Qué queremos significar con “Iglesia Joven”?

En primer lugar, que la Iglesia no envejece nunca, puesto que es el Pueblo de Dios, el Cuerpo místico de Cristo, el Templo del Espíritu Santo. Su “Juventud” es una propiedad enraizada en su misma naturaleza humano-divina… Cristo prolongado en el espacio y en el tiempo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de los siglos (Mt. 28, 20).La Iglesia, por ser medio necesario de salvación, por voluntad de su divino Fundador, es “in-defectible” (es decir, no puede faltar nunca).
Dios-Jesucristo-Iglesia, aunque no se confunden, son inseparables. ¡Hay que repetirlo hasta el cansancio!

Así como a Dios no se lo puede conocer sino en Jesucristo, así también a Jesucristo no se lo puede conocer sino en Su Iglesia.En segundo lugar, “Iglesia Joven” quiere decir presencia activa de nuestros jóvenes (con responsabilidad, testimonio y protagonismo) en la Iglesia y en la sociedad
Para lo cual hemos de hacer “carne” las Reglas de San Ignacio para “sentir” con la Iglesia.

En tercer lugar, “Iglesia Joven” significa para nosotros que la “Legión juvenil de Cristo Rey” debe distinguirse, de modo especial, por una vivencia fuerte y coherente de toda la Tradición apostólica, que caracteriza al magisterio de nuestro amadísimo y sapientísimo Santo Padre Benedicto XVI, a pesar de la resistencia que encuentra, no solo fuera, sino dentro de la misma Iglesia…Hemos de trabajar por superar la nefasta dialéctica entre “Iglesia preconciliar” y postconciliar que tanto daño ha hecho y sigue haciendo. Lo mismo hay que decir de la dialéctica entre “tradición” y “progreso”, que, lejos de contradecirse, se complementan… ¡bien entendidos!
Ante la grave crisis de fe que padecemos, es más necesaria que nunca una sólida y completa formación doctrinal, basada básicamente en estos 3 libros: el Catecismo de la Iglesia Católica; el Compendio de la doctrina Social de la Iglesia; y La Luz brilla en las tinieblas.
Es urgente y dramática la catequesis a los niños y a los jóvenes, si queremos salvar la familia…Os bendice y abraza en el Corazón traspasado de Jesús Rey, con María, nuestra dulce Madre.

El P. Fundador C.R.

El martirio de cada día


¿Y qué ideal? Por ti Rey mío,
la sangre dar.

Nace “Iglesia Joven”. Todo joven, si es tal, lleva en su sangre unas ansias locas de vivir y morir por un ideal grande… grande… Queremos ser jóvenes entregados. Queremos ser jóvenes que sean un fiel reflejo de Cristo, en su vida y en su muerte. Queremos ser jóvenes que aman a Cristo como Él amó su Iglesia, dando toda su sangre en la cruz por ella. Queremos ser jóvenes que vivan el martirio de cada día, para, si fuera preciso, podamos ser jóvenes que vivan el martirio el día de su muerte.¿Pero qué es el martirio?

¿Eres Tú Rey ? Jesús respondió : Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. (Jn 18,37)


La palabra martirio proviene del verbo griego μαρτυρέω (martireo), que significa dar testimonio, testimoniar, dar fe de algo.

Cristo es el prototipo del martirio, el que ha venido a dar testimonio, hecho que le llevó a la muerte, y muerte de cruz.

El martirio es así, una plena imitación de Cristo, que lleva al hombre a padecer hasta la muerte las consecuencias de su seguimiento.

El Catecismo es claro al enseñarnos qué es el martirio, pues nos dice que constituye el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad (CIC 2473).

La muerte del mártir no es querida en sí misma sino como testimonio, a fin de no renunciar a proclamar que nos ha nacido un Salvador, que es Rey; de ahí que los mártires mueran al grito de ¡viva Cristo Rey! Todo testimonio lleva consigo un anuncio, el mártir así se convierte en un gran apóstol y su sangre no es estéril sino anuncio vivo que es verdadera semilla de nuevos cristianos. Por eso la Iglesia se renueva día a día con la sangre de Cristo derramada en cada eucaristía, y con la sangre de los mártires; por eso la Iglesia es siempre una “Iglesia Joven”.



Los frutos de una misión

Testimonio de un misionero:
¡Qué bueno es experimentar cómo los planes de Dios superan en gran medida a los nuestros! Cada uno va a misionar y vuelve misionado, descubriendo que Él no sólo quiere que yo lo ame, o que se hace exclusivo para un selecto grupo; allí se ve de cerca lo mucho que Dios nos ama a todos y a cada uno de sus hijos: no sólo ayudándonos a los misioneros en los problemas mismos de la misión y aumentando nuestra fe y nuestro amor hacia Él, sino que tocando el corazón (usándonos como herramientas) de las personas que nos abren las puertas de sus casas y charlan con nosotros y luego se confiesan y van a Misa. Quizá no todas las personas hayan respondido de la misma forma, pero al igual que quien planta una semilla no espera que brote algo inmediatamente, el regreso a nuestros hogares es con el corazón lleno de alegría porque no tuvimos que deshacernos del polvo de nuestras sandalias, sino que de nuestros propios egoísmos y tibiezas.
Carlos Perna LJCR


Hacia Madrid 2011

Jornadas Mundiales de la Juventud
¿De que se tratan?

Dejemos que lo explique el, por todos querido y recordado, Siervo de Dios Juan Pablo II:
“Las Jornadas, acogiendo una iniciativa propuesta por los mismos jóvenes, han nacido del deseo de ofrecerles significativos «momentos de pausa» en la constante peregrinación de la fe, que se alimenta también mediante el encuentro con los coetáneos de otros Países y el intercambio de las propias experiencias.


La finalidad principal de las Jornadas es la de colocar a Jesucristo en el centro de la fe y de la vida de cada joven, para que sea el punto de referencia constante y la luz verdadera de cada iniciativa y de toda tarea educativa de las nuevas generaciones. Es el «estribillo» de cada Jornada Mundial. Y todas juntas, a lo largo de este decenio, aparecen como una continua y apremiante invitación a fundamentar la vida y la fe sobre la roca que es Cristo. Por este motivo los jóvenes son invitados periódicamente a hacerse peregrinos por los caminos del mundo. En ellos la Iglesia se ve a sí misma y su misión entre los hijos de los hombres; con ellos acoge los desafíos del futuro, consciente de que toda la humanidad necesita una renovada juventud del espíritu. Esta peregrinación del pueblo joven construye puentes de fraternidad y de esperanza entre los continentes, los pueblos y las culturas. Es un camino siempre en movimiento. Como la vida. Como la juventud.
Con el paso de los años se ha demostrado que las Jornadas de la Juventud no son ritos convencionales, sino acontecimientos providenciales, ocasiones para que los jóvenes profesen y proclamen cada vez con más alegría su fe en Cristo. Estando juntos pueden interrogarse sobre las aspiraciones más profundas, experimentar la comunión con la Iglesia, comprometerse con la urgente tarea de la nueva evangelización. De esta forma se dan la mano, formando un gran

corro de amistad, uniendo los colores de la piel y de las banderas nacionales, la diversidad de las culturas y de las experiencias, en la adhesión de fe en el Señor resucitado.”
Las Jornadas Mundiales de la Juventud se realizan cada tres años. En el curso del actual, se realizó en Sydney, Australia, y la próxima se llevará a cabo en el año 2011 en Madrid, España. Esperamos que todos podamos estar allí en el 2011!!! En los próximos números de “Iglesia Joven” detallaremos más acerca de los preparativos de este encuentro internacional.

Un Joven Mártir de Cristo


Francisco Castelló Aleu

Francisco Castelló fue un ingeniero químico que murió mártir en España en 1936. Fue beatificado en 2001.

Nació en Alicante el 19 de abril de 1914. A los dos meses murió su padre, Francisco Castelló Salué; su madre se trasladó a Lérida, junto con su familia. Allí trabajó como maestra nacional, en un pueblecito leridano, Juneda. Falleció cuando Francisco, el más pequeño de sus tres hijos, había cumplido 15 años. A partir de entonces, su tía paterna María cuidaría de Francisco y sus hermanas Teresa y María. Acabado el Bachillerato en los Maristas de Lérida, Francisco fue a Barcelona para proseguir sus estudios en el Instituto Químico de Sarriá. Formó parte de la Congregación Mariana, y de la Acción Católica; luego se integró en la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña. La guerra civil le sorprende mientras realizaba el servicio militar. Fue denunciado por uno de los comandantes y condenado por un tribunal popular a ser fusilado.

"Si ser católico es delito- dijo ante el tribunal, que le propuso apostatar de su fe para salvar la vida- , acepto gustosamente ser delincuente, ya que la mayor felicidad del hombre es dar la vida por Cristo, y si tuviera mil vidas, sin dudar, las daría por Él".

Poco antes de su martirio, escribió tres cartas: una a su novia, María Pelegrí (Mariona), a sus dos hermanas y su tía, y a don Román Galán, su director espiritual. Antes de ser fusilado, el 29 de septiembre de 1936, perdonó a sus verdugos. Murió al grito de ¡¡VIVA CRISTO REY!!. Dos hermanos de su novia, Mariona, también murieron por Cristo. Conservamos varias cartas escritas antes de morir. Una de ellas era para la novia. Vale la pena leerla así, sin comentarios: dice mucho de lo que es un joven enamorado de Dios y de su novia... Pero, sobre todo, cómo el amor de Cristo está por encima de cualquier amor humano por muy santo y bueno que sea.
Francisco supo decir: “Por ti Rey mío la sangre dar… Tu amor por encima de todo…”
“Querida Mariona:
Nuestras vidas se han unido y Dios mismo ha querido separarlas. A Él le ofrezco con toda la sinceridad posible mi amor hacia ti, un amor intenso, puro y sincero. Siento tu desgracia, no la mía. Puedes estar orgullosa: ¡dos hermanos y tu novio!. Pobre Mariona.Me pasa una cosa extraña: no puedo sentir ninguna pena por mi suerte. Una alegría interna, intensa, fuerte… llena todo mi ser. Quisiera escribirte una carta triste, de despedida, pero no puedo. Estoy pleno de alegría como un presentimiento de la Gloria.Quisiera hablarte de lo mucho que te habría amado. De cuánta ternura tenía reservada para ti, de lo felices que habríamos sido. Pero para mí todo esto es secundario. He de dar un gran paso. Una última cosa: cásate, si es tu parecer. Yo desde el cielo bendeciré tu matrimonio y tus hijos.No quiero que llores. No lo quiero. Que estés orgullosa de mí. Te quiero. No tengo tiempo para más.

Francisco”

Nuestro Padre Fundador

Nuestro Rdo. P. Superior nació en Córdoba de España el 30 de setiembre de 1928, en un hogar donde siempre resplandecieron las virtudes cristianas, inculcadas por su piadosa madre, Doña Luisa Moya de Torres-Pardo y su padre, Don José Luis Torres-Pardo.Toda la personalidad de nuestro Padre Fundador quedó marcada a fuego por la dramática y honrosa experiencia vivida -a sus ocho años de edad- entre los gloriosos muros del Alcázar de Toledo.

El heroísmo, la tragedia y la belleza de aquella gesta se imprimió en el puro corazón de aquel niño. Estruendo de cañones, murallas derruidas, sangre y muerte, arengas , llanto y oración a los pies de la Virgen Inmaculada , tanques y piezas de artillería que como dragones o sapos inmundos asaltan la fortaleza... Y el "resto" de España (la verdadera) que resiste con indomable coraje para rescatar a la Cristiandad del feroz ateísmo rojo. El Padre aprende que hay Dos Banderas. Cristo Rey frente a "Lucifer, mortal enemigo"; la Iglesia frente a los poderes infernales. La Realeza social de Cristo se graba como imperativo absoluto, como suprema exigencia del Evangelio, en la mente y en los afectos del niño.

Su padre, militar y católico ejemplar, fue un heroico combatiente en la histórica fortaleza, y herido gravemente por defender a la Madre Patria contra el comunismo ateo e invasor. Falleció santamente en Madrid el 15 de abril de 1973, siendo General de división del Estado Mayor. Sus restos descansan en el memorable Alcázar como "héroe de guerra".

Ya desde su más temprana infancia el Padre sería legítimo heredero de aquella raza de héroes y santos de la nobilísima tierra hispana.

Su madre fue un modelo de esposa y "mujer fuerte", compartiendo los horrores de la guerra.

Son hermosas las historias que nuestro Padre refiere de su vida hogareña, con sus padres y su hermanita, Marisa, 9 años menor. Recuerda muchas veces aquellas noches que sus padres salían con algunos amigos y él y su hermana se quedaban con la mucama "solitos", ¡cómo sufrían hasta que regresaban y los recibían con el cariñoso y estrecho abrazo y beso filiales! "Mi casa era un pequeño cielo" –suele decir el Padre-.

La hermana del Padre formó una excelente y muy numerosa familia, todos, tanto los esposos como los hijos son fervorosos y comprometidos católicos.

El joven José Luis cursó el bachillerato con los Hermanos de la Salle y con los religiosos de la Compañía de María sucesivamente. Perteneció varios años a la rama juvenil de la Acción Católica. Vivió una juventud muy sana, llena de diversiones puras y santas, que le hacían crecer en un ambiente apto para su respuesta total al Señor.

El P. Francisco de Paula Vallet, Fundador de los "Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey" (C.P.C.R.), sería el instrumento providencial de que Dios se serviría para hacer arder en su alma el fuego del amor divino, y el entusiasmo por la Realeza de nuestro Señor Jesucristo.

Con dicho Padre practicaría, dos tandas de Ejercicios. En varias oportunidades el Padre Superior nos ha dicho: "Yo he conocido a un Santo".

Allí, en la fragua de los Ejercicios, recibiría el don precioso de la vocación a la vida religiosa y al Sacerdocio.
¡Jesús sería desde entonces su única "obsesión"! ¡Cuántos horizontes de luz, de grandeza y de conquista se habrían a los ojos de aquel juvenil corazón!

La inesperada muerte del P. Vallet fue un golpe tremendo para su alma.
¡Pero la llama de la vocación estaba ya encendida! Solamente quedaba entregarse sin titubeos ni vacilaciones. En el mundo hubiera tenido un porvenir asegurado, con una carrera de ingeniero agrónomo por delante, una familia por constituir... sin embargo, el Señor de señores llamaba, bajo la égida de Ignacio de Loyola: "Mi voluntad es conquistar todo el mundo y todos los enemigos, y así entrar en la gloria de mi Padre" (Ejerc., 95). "Tú me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir. Tú eras el más fuerte y fui vencido" (Jr 20,7), ¡Vencido por la irradiante hermosura del Amor de los Amores!
Y así, el 13 de abril de 1948 dejó todo e ingresó en la Congregación de los C.P.C.R., a la cual perteneció durante 26 años.

Allí recibió la impronta de una fuerte formación ignaciana, gracias al venerado P. Juan Terradas, hijo predilecto y sucesor del P. Vallet.

De aquellos años de formación el Padre conserva dulcísimos recuerdos, y, sobre todo, un filial agradecimiento hacia el Padre Terradas, quien marcó en su alma los grandes principios de la Teología ascético-mística, de la apologética y de la metafísica.

El. P. Torres-Pardo, ciertamente, recibió de Dios una gran capacidad intelectual. Tiene un poder de síntesis maravilloso y una asombrosa penetración en los grandes misterios de la Divina Revelación -como son la Encarnación del Verbo, la Filiación divina, la Redención, la Divina Realeza del Corazón de Jesús, la Maternidad divina de María Santísima, la Iglesia, la Gracia...-, sobre todo, para saber exponerlos y hacerlos saborear. Para quienes antes éramos como el ciego de nacimiento del Evangelio (Jn 9), y ahora "vemos", es imposible no percibir la acción invisible de los dones de sabiduría, entendimiento y ciencia en su alma sacerdotal. Además, como premio a su generosa entrega, goza de ese prodigioso "carisma" de descender a las aplicaciones concretas, a partir de los grandes principios de la Filosofía y del Evangelio.

El día 6 de julio de 1958 recibió en Digne (Francia) la tan deseada Ordenación sacerdotal. Ese día, en compañía de toda la Obra de laicos de los CPCR, de sus familiares y amigos, fueron también ordenados otros dos sacerdotes de la misma congregación. Comenzaba para el Padre una etapa de grandes consuelos espirituales, premio que el Señor daba a quien con tanto fervor y fidelidad se había preparado a tan magno acontecimiento.

Con ocasión de una larga enfermedad, tuvo que guardar riguroso reposo. Allí, en la quietud y el silencio, descubrió la maravillosa doctrina de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, bebiendo en sus escritos el agua cristalina de la Sabiduría divina. Desde ese momento se dedicaría con pasión a difundir el magisterio espiritual de los Santos Reformadores.

Sus Superiores le confiaron los cargos de profesor, Maestro de novicios, Superior local y regional, y Director de la Revista de la Obra. Participó además en Tres Capítulos Generales.

La muerte del P. Terradas, ocurrida en 1963, sería para él otra verdadera "espada de dolor"; pues perdía al que había sido su padre espiritual, quien le había hecho conocer a fondo la doctrina de la Santa Madre Iglesia, las grandezas inefables de las almas místicas, el sentir apasionado por la Realeza de Cristo, ...

Llegará a Argentina, enviado por sus superiores, en noviembre de 1968, la Arquidiócesis de Rosario era su destino.

Digamos entre paréntesis, que el P. Torres-Pardo padeció como pocos, lo que S.S. Pablo VI llegó a denominar, con patética amargura de Pastor, "proceso de auto-demolición de la Iglesia": la rebeldía contestataria contra los legítimos Pastores, la desacralización de la Liturgia, la relajación de la vida religiosa y sacerdotal, la disolución doctrinal de la catequesis, la reviviscencia de los errores modernistas, el avance del laicismo... con la consiguiente confusión, y hasta escándalo, en no pocos fieles.

Todo esto fue para el Padre un verdadero sufrimiento. Su amor tierno y fuerte a la Santa Madre Iglesia, que tan arraigado llevaba en su corazón, lo impulsó a defender con fe y coraje, su Autoridad y su Magisterio, predicando "a tiempo y a destiempo" la fidelidad incondicional a Roma.

El mismo amor a la Verdad le impulsó también a enfrentar ese "tradicionalismo" mal entendido, fruto de un radicalismo doctrinal, de la falta de caridad y de humildad, que, con pretexto de "tradición", de "ortodoxia" y de "fe de siempre", provoca a los católicos a la crítica sistemática y a una rebeldía obstinada contra el Papa y el Concilio.

Este combate por la defensa de la Iglesia le ha costado al Padre Torres-Pardo, incomprensiones, persecuciones y un deliberado vacío, hasta presentar de él una "imagen" completamente distinta de lo que realmente es.
Jamás ha atacado a las personas, sino los errores y las malas costumbres, como exige la caridad evangélica. "La caridad sin la verdad es falsa; y la verdad sin la caridad es odiosa", nos ha repetido tantísimas veces.

Aquí es donde más ha sido probada su humildad, imitando siempre la actitud de Jesús en la Pasión: "y Jesús callaba..." (Mt 16,63). Esa perfecta conciencia de su nada, ha estado muy hermanada con una pureza, anchura y grandeza de corazón que le hacen vivir en una perenne alegría, fruto de su amor a Jesús y a la Santísima Virgen.

"Conviene que la Iglesia crezca y nosotros disminuyamos, para la mayor gloria de Dios"- ¡Esto es lo que el Padre inculca a sus hijos!
Siempre nos ha enseñado a devolver bien por mal, a orar, sufrir y callar, a no tener nunca la actitud del hermano mayor del "hijo pródigo" (Lc 15, 25) sino a ser caritativos, pacientes, compasivos, misericordiosos, comprensivos, como el Corazón de Jesús.

¡Su personalidad sacerdotal no podía no ser "signo de contradicción"!

Volviendo a nuestra pequeña historia, en octubre de 1974, después de madura reflexión y efectuadas las debidas consultas a Mons. Bolatti, Mons. Tortolo, Mons. Vidal (entre otros), deja su Congregación, con profundo dolor y abandono en la Divina Providencia, acompañado de dos seminaristas profesos y un hermano coadjutor. S.E. Mons. Bolatti, Arzobispo de Rosario, lo recibió paternalmente y lo nombró profesor de Filosofía en el Seminario Arquidiocesano, donde continuó ejerciendo la docencia durante muchos años.

Fue en ese momento cuando fundó la "Legión de Cristo Rey", con sus dos ramas, masculina y femenina.

Al mismo tiempo. comenzó a publicar una modesta Revista de espiritualidad, titulada "Cristo Rey", como medio eficaz de formación y de perseverancia.

Mons. Bolatti envió al Padre un precioso mensaje de bendición que decía así: "Bienvenida sea entonces ‘Cristo Rey’, la revista de espiritualidad, que ya está, con éste, en su cuarto número y que pretende, como sabemos, nutrir a sus lectores de una verdadera y auténtica espiritualidad cristiana, la que forjó santos a través de toda la historia de la Iglesia, espiritualidad que no ha perdido su virtualidad ni su actualidad.
Así es como el Concilio Vaticano II proclama la universal vocación a la santidad de todo el pueblo cristiano en la Iglesia: ‘Por eso todos en la Iglesia, ya pertenezcan a la Jerarquía, ya pertenezcan a la grey, son llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación’ (Lumen Gentium 39).
Bienvenida en nuestro medio esta revista que tendrá como fin esencial invitarnos a seguir este llamado, ilustrándonos sobre la naturaleza y esencia de la vida espiritual y de los medios para conservarla y acrecentarla.
Estos desearíamos que fueran los objetivos de "Cristo Rey", sin desviaciones ni disgresiones que nos distraerían de la búsqueda del "unum necessarium", de lo único necesario: "Que te conozcan a Tí, único Dios verdadero y al que enviaste Jesucristo" (Jn 17,3)".

El Padre dictó clases de Teología en los Cursos de Cultura Católica, dependientes de la Universidad Católica Argentina.
Desarrolló una prodigiosa actividad apostólica, que comprendía principalmente la dirección de tandas de Ejercicios, conferencias y publicaciones de índole espiritual y doctrinal en varias partes de nuestra patria argentina.

Pero, parece que Dios en sus inescrutables designios, tenía sobre el P. Torres-Pardo otros "planes"... Monseñor Bolatti supo ver en él diversos "signos" de la Voluntad divina, para una misión específica en esta "hora" de la Iglesia y de la humanidad, por eso le anima a escribir unas Reglas para dar forma a un nuevo Instituto religioso...

Durante cinco años se va gestando la primera comunidad...
Al principio, los Hermanos fueron alojados caritativamente en su casa por los Religiosos Sacramentinos.

Poco después, ya con el Padre Superior, pasaron a la "Casita San José", cedida con no menos caridad por las religiosas franciscanas hospitalarias.
¡Vaya desde estas líneas nuestro profundo agradecimiento tanto a los Padres como a las Hermanas!

Al año siguiente, el Señor Arzobispo, con su habitual solicitud, les instaló en un sector del entonces Colegio "Santa Unión", de la ciudad de Rosario, mientras los actuales Padres Jorge Piñol y Daniel Almada continuaban sus estudios en el Seminario de Paraná.

El día 19 de marzo de 1981, Festividad del glorioso Patriarca San José, la Divina Providencia nos regala el tan ansiado Documento de aprobación "Ad experimentum", firmado por nuestro Arzobispo.

Poco días antes, Monseñor había revisado, una por una, las Reglas redactadas por el Padre, mostrando su entera satisfacción.

El 26 de abril de 1981, Monseñor inaugura y bendice la actual Residencia de Roldán, casa situada en las afueras de la ciudad, más grande y más apta para la instalación de la comunidad y una casa de ejercicios. Dicha propiedad se consiguió gracias a la caridad del querido Sr. Andrés Laxague (U ) (papá del hoy Padre José CR), antiguo ejercitante y bienhechor.

El Padre se dedica desde entonces prioritariamente a la formación de los futuros sacerdotes del incipiente Instituto "Cristo Rey", delegando la mayoría de los trabajos apostólicos fuera de la Comunidad a los sacerdotes ya ordenados. Dios bendice con vocaciones el Instituto, en el que Sacerdotes, aspirantes al Sacerdocio y Hermanos Coadjutores, deseosos de predicar la Realeza del Señor ante el mundo (ayudando, en primer lugar, a la renovación espiritual y la formación doctrinal de los ministros de la Iglesia, seminaristas y religiosos) se esfuerzan ante todo, por hacer reinar a Jesús en sus corazones.

El Padre infunde día a día el "espíritu" e imprime el "estilo" propio del Instituto a sus hijos. Esta es su sagrada tarea. Por ella se desvive con infatigable celo armonizando amenidad, severidad y delicada ternura, creando así un clima de fervor y santa expansión.

La comunidad crece, la Legión se consolida y se extiende, las tandas de Ejercicios se multiplican, adelantan las obras en construcción.. . pero nada de esto le preocupa tanto como la real santificación de sus hijos. Por ella entrega su vida. Lo demás se dará "por añadidura".

El 30 de abril de 1993 S. E. Rvdma. Jorge Manuel López firma los decretos de Aprobación del Instituto "Cristo Rey" como "Asociación Pública Eclesiástica", y de aprobación del "Escolasticado de Filosofía".

El 1º de mayo de 1993 hace solemne entrega de los dos documentos antes mencionados .

Actualmente el Padre Torres-Pardo se dedica especialmente a la formación de sus hijos, sacerdotes y hermanos. No por eso descuida la atención de sus hijos e hijas que luchan en el mundo por la instauración de la Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo, tratando de impregnar con los valores evangélicos todos los ambientes; el Padre les hace gustar nuestro Carisma mediante la predicación de retiros espirituales, conferencias, clases y en la dirección espiritual.

La fuerza arrolladora de su espíritu llega a muchísimos hogares en varias partes del mundo mediante la difusión que sus hijos hacen de sus libros, artículos, meditaciones grabadas en cintas y sus cantos.
También un buen número de sacerdotes diocesanos se alimentan de su sabiduría, asimilando a su vocación propia las claves que el Padre les brinda para una santa perseverancia.

Digamos finalmente que el R.P. José Luis Torres-Pardo hace suyo el Ideal de la Realeza de Jesucristo, lo proclama con celo y libertad de espíritu (en sus tres aspectos: ontológico, místico y social).
La Realeza de Cristo es para él y sus hijos un Ideal, una Pasión, un Estilo, una Misión, y un Desafío.

I. La Realeza es, en primer lugar, su gran Ideal, es decir, la Idea-luz, la Idea-fuerza, la Idea-clave de toda la Historia de la Salvación. La Realeza viene a ser como un "trascendental teológico", una propiedad del ser trascendente.

Cristo Rey es el Principio y Fundamento de todas las cosas, las del cielo y las de la tierra... "Todo fue creado por El y para El; El es antes que todo y todo subsiste en Él (Col 1, 16-17). La Realeza es el resplandor de la Divina Majestad.
II. La Realeza es, en segundo lugar, una Pasión, es decir, un amor ardiente y fuerte que convierte en vida el Ideal.

El triunfo de Cristo Rey en un alma libre es la santidad o Realeza individual.
El triunfo de Cristo Rey en el orden temporal (familia, sociedad) es la Civilización Cristiana o Realeza social.

III. La Realeza es, en tercer lugar, un Estilo de vida, es decir, un sello, un carácter, un "modo de ser".
Estilo, ante todo, ignaciano, condensado en el libro de Ejercicios. Es el estilo del "caballero cristiano".
Estilo monástico, en cuanto al gusto por la vida contemplativa, el silencio, la clausura, la solemnidad de la Liturgia y del canto gregoriano.
Estilo romano, por la devoción y obediencia filial al Sucesor de Pedro y por la fidelidad a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia.
IV. La Realeza es una Misión. Proclamarla a la faz del mundo, dar a conocer a nuestro Rey adorado y hermoso a todo el mundo.
V. La Realeza es, finalmente, un Desafío, frente al laicismo social, el indiferentismo religioso y el ateismo camuflado de la llamada posmodernidad, de un mundo suicida, que se pretende "autosuficiente", al grito impío y satánico de: "¡no queremos que Cristo reine!"...

Nuestro Carisma

La Realeza de Cristo es, por inspiración del Espíritu Santo, el carisma y "don fundacional", propio de nuestro Instituto.

Es el Ideal, la Pasión y el Estilo que debe informar la vida, la formación y la acción de los sacerdotes y hermanos de "Cristo Rey"; el sello o marca que los identifique, distinga y una; la razón de ser de nuestra vocación monástica, doctrinal y militante, en el seno amoroso de la Santa Iglesia, nuestra Madre, Maestra y Reina.


¡Contemplemos siempre al Señor, "sentado sobre su Trono, alto y sublime" (cfr. Is 6), cubriendo el templo (y toda la tierra) con el manto sagrado de su divina Realeza!
¡Envolviendo también en este tremendo Misterio, y reduciendo a la unidad, todo el ser, el conocer, el querer, el sentir y el obrar de nuestro humilde Instituto!
El Instituto ha nacido precisamente en esta "hora", para dar testimonio, ante el mundo, de la Soberanía universal y absoluta de Cristo, "el solo Monarca, Rey de reyes y Señor de señores, que hizo la buena confesión en presencia de Poncio Pilato, al cual el honor y el imperio eterno. Amén" (1 Tim 6,12), "pues es preciso que EI reine, hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies" (1 Cor 15,25), porque "todo fue creado por El y para El, El es antes que todo, y todo subsiste en El" (Col 1,16).

Queremos ser de aquellos "que más se querrán afectar y señalar en todo servicio de su Rey eterno y Señor universal" (E.E., 97) el cual nos llama y dice: "Mi voluntad es de conquistar todo el mundo y todos los enemigos, y así entrar en la gloria de mi Padre; por tanto, quien quisiere venir conmigo, ha de trabajar conmigo, para que, siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria" (E.E., 95).

Nuestra misión es hacer reinar a Jesús en individuos, familias y naciones, pero comenzando por dejarle reinar en nosotros mismos, en nuestras mentes y en nuestros corazones. ¿Qué otra cosa es la santidad, sino el triunfo total del Rey de amor en un alma libre?
La Realeza Social será la lógica consecuencia de la Realeza interior de Aquel que (sólo El) pudo decir: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14,6).

Más aún. La Realeza de Cristo es, para nosotros, una Realeza esencial, fundada en el Ser subsistente de su Divinidad, en el Señorío absoluto de Sí mismo. Los que hemos sido recibidos, aunque débiles e indignos, bajo la bandera de Cristo, daremos la mayor gloria a Dios, Uno y Trino, siguiendo más de cerca a nuestro Rey dulcísimo, "haciendo contra nuestra propia sensualidad y contra nuestro amor camal y mundano" (E.E., 97), abrazando "todas injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como espiritual" (E.E., 98), y "deseando más ser estimados por vanos y locos por Cristo, que primero fue tenido por tal, antes que por sabios y prudentes según el mundo" (E.E.,167).

En san Ignacio de Loyola, "caballero andante a lo divino", hallaremos la encarnación viviente de la divina Realeza, en su sentido más genuino, al abrigo de posibles desviaciones, conforme siempre con "el sentido verdadero, que en la Iglesia militante debemos tener" (E.E., 352).
No olvidemos que esta Realeza ha sido y será siempre locura y escándalo para el mundo, y que fue precisamente el título de Rey lo que provocó a sus enemigos el odio y la muerte de Cristo.

"¿Por qué se amotinan las gentes
y trazan los pueblos planes vanos?
¡Se reúnen los reyes de la tierra
y a una se confabulan los príncipes
contra Yavé y contra su Ungido!" (Sal 2).

¡Es el desafío del Príncipe de este mundo!
"Pero nosotros hablamos la Sabiduría de Dios, encerrada en el Misterio" (1 Cor 2,7).
¡Es el Misterio de un Rey destronado que resucitó y reina por los siglos de los siglos!
¡Bienaventurados los Padres y Hermanos de Cristo Rey, que entiendan y vivan y transmitan nuestro espíritu!

¡Quiera ha Santísima Virgen, Reina de los ángeles y de los santos, alcanzarnos esta gracia de su divino Hijo, y no permita que caigamos nunca en la tentación de avergonzarnos de proclamar "opportune, importune" su sagrada Realeza!

Este entusiasmo por Cristo Rey se convertirá en alegría y esperanza escatológica de su segunda Venida, al final de los tiempos, como Juez justísimo y misericordiosísimo, mientras la creación entera hasta ahora gime y siente dolores de parto, esperando la liberación de los hijos de Dios (cfr. Rom 8,22).

Tenemos que sentir una gran devoción por este dogma del Juicio Universal, triunfo definitivo de Cristo, el Príncipe de la paz y Señor de la historia; apoteosis de la Redención y comienzo de la Bienaventuranza eterna, para aquellos que se sometieron a su suavísimo imperio.
Esta es nuestra vocación "regia ": preparar los caminos del Señor, hasta que El vuelva, yendo siempre a lo esencial, sin perder el tiempo en cosas accidentales, pues ya falta "poco", como dijo su divina Majestad: "¡He aquí que vengo presto!" (Apoc 22,7).
Suspiremos y clamemos impacientes con la Iglesia-Esposa: "Marana tha! ¡Ven, Señor Jesús!" (Apoc 22,28).

Y sigamos luchando, sin desfallecer, "para que, al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese: ¡Cristo Jesús es el Señor!, para gloria de Dios Padre" (Flp 2,10-11).
(Preámbulo de las "Constituciones y Reglas" del Instituto "Cristo Rey")

A continuación brindamos al usuario de Internet algunos aspectos del Carisma y Don fundacional de nuestro Instituto en base a la doctrina de nuestro fundador.

Lo fundamental:
"La plenitud de la ley es el amor" (Rom 13,8)

Nuestra Historia

(Se recomienda leer antes el link "Nuestro Padre Fundador" para entender mejor esta breve reseña)

En las primeras vísperas de San José, 18 de marzo de 1979, la incipiente "Legión de Cristo Rey" de Rosario y Bs. As. (grupo de entusiastas ejercitantes formados en el ideal de la Realeza de Cristo por el R.P. Torres-Pardo ), le regala una casa al Padre Fundador, para ser en el futuro, residencia de su comunidad naciente, ubicada en la calle Ovidio Lagos 451, de la Ciudad de Rosario. Provincia de Santa Fe. Argentina.

El 22 de diciembre del mismo año los jóvenes seminaristas Jorge Piñol y Daniel Almada, ya comprometidos para formar una futura "congregación religiosa", se unen al P. Torres-Pardo para celebrar la Santa Navidad. El 24 de diciembre la celebran el P. Fundador con sus primeros hijos espirituales, en expectación de buenas nuevas, para el Año Mariano Nacional que se avecina.
El 26 de diciembre se realiza la mudanza del piso prestado en el colegio "Santa Unión", a la nueva casa de Ovidio Lagos 451.

Dicha residencia es bendecida el 29 de febrero por Su Excia. Rvdma. Mons. Guillermo Bolatti, Arzobispo de Rosario, en compañía de amigos, legionarios y legionarias de la Obra de Cristo Rey.
Nunca olvidaremos sus vibrantes palabras, que caían como bálsamo en nuestros corazones:
"Es una humilde casa. ¡Quiera Dios que mañana se pueda agrandar porque crece el Movimiento!
Y aquí se agradará, a Dios, con las virtudes propias del cristiano y del consagrado a Dios.

Desde aquí se planeará la conquista para Cristo del mundo, en la medida en que puedan realizarlo las pobres fuerzas con que cuentan, pero cuentan con la gracia de Dios, el auxilio divino, y ciertamente estará presente cuando se trabaja por El. De aquí se irradiará, por tanto el bien, la virtud, los deseos de servir al Señor todos los días de la vida y difundir ese Reino que Cristo vino a traer al mundo...".

"Les deseo, vuelvo a repetirles, todo el éxito en esta empresa nada fácil, bastante difícil, difícil por las circunstancias en que comienza, pero, si es de Dios, Dios la bendecirá, por caminos que El sólo conoce. Nada más".

El 9 de marzo de 1980 ingresa a la comunidad, proveniente de Cnel. Pringles (pcia. de Bs. As.), el joven José María Laxague. Así ya queda constituido el primer grupo fundacional, presidido por el R.P. Torres-Pardo: el Hno. Jorge Piñol C.R., estudiante de 3º año de Teología, el Hno. Daniel Almada, estudiante de 2º año de Teología y el Hno. José María Laxague, estudiante de 1º año de Filosofía. Cursarán sus estudios en el seminario "San Carlos Borromeo" de la Arquidiócesis, como alumnos externos. Esa es la voluntad del Sr. Arzobispo Mons. Bolatti.

El 9 de diciembre de 1980 la Comunidad, acompañando al Padre Superior fueron a visitar a Mons. Adolfo Tortolo en su residencia de Paraná.

Recordemos que Mons. Tortolo fue quien permitió a los primeros compañeros del Padre (los hermanos Jorge Piñol y Daniel Almada) estudiar en su Seminario de Paraná como alumnos externos, incluso antes que se constituyese la Comunidad "oficialmente".

Al despedirlos, Monseñor, sonriéndoles y dándoles su bendición les dijo: "Padre Torres-Pardo: ¡Qué Dios multiplique sus hijos como las arenas del mar y las estrellas del cielo!". Fue la última vez que lo vimos antes de caer gravemente enfermo. ¡Gracias por todo, venerado Monseñor, por sus consejos, por su doctrina, por su unción sacerdotal y por habernos abierto las puertas de la arquidiócesis y del Seminario!

El 20 de diciembre de 1980 Mons. Bolatti ordena diácono al Hno. Jorge Piñol C.R. Es el primer diácono de nuestra Fundación.
Mons. Guillermo Bolatti firma, el 19 de marzo de 1981, el documento de aprobación "ad experimentum" de la nueva "Comunidad de Cristo Rey", fundada por el R. P. Torres-Pardo C.R.
El 3 de octubre del mismo año también él ordena presbítero al diácono Jorge Piñol C.R. en la Catedral de Rosario, y al Hno. Daniel Almada de diácono. Fue para toda la Obra de Cristo Rey una verdadera fiesta del espíritu.

Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores al año siguiente (1982) el Padre puede adquirir una nueva casa en las afueras de Rosario, en la Localidad de Roldán. Dicha casa es mucho más grande que la primera y, además, presenta la posibilidad de ir agrandándola comprando los terrenos y casas lindantes (como con la gracia de Dios y el auxilio de San José posee hoy el Instituto).

El 26 de abril, Mons. Bolatti bendice la nueva residencia del Instituto "Cristo Rey" de Roldán. En aquella ocasión nos dijo, entre otras, estas memorables palabras, que quedaron como un "testamento", grabadas en nuestro corazón: "Yo no dudo que ha de seguir adelante esta Obra, y la iremos viendo. Todavía nosotros, los que estamos ya casi al cabo de la vida, todavía esperamos verla progresar más. Yo esto lo auguro, esto le pido a Dios..."

Mons. Guillermo Bolatti fallece el 7 de agosto del mismo año. Provocó a todos un inmenso dolor la pérdida de quien fuera un verdadero Padre y Protector de nuestro Instituto.
Mons. Atilano Vidal, Obispo Auxiliar de Rosario y Administrador Apostólico de la Arquidiócesis, ordena el 4 de diciembre presbítero al diácono Daniel Almada C.R. Segundo fruto palpable de los esfuerzos del Padre en la formación de la Comunidad.

El 6 de julio de 1983 nuestro Padre Fundador cumple 25 años desde su Ordenación Sacerdotal, el 9 de julio siguiente se celebra públicamente sus "Bodas de Plata", con la presencia de Su Excia. Rvdma. Mons. Jorge Manuel López, nuevo Arzobispo de Rosario, y Sus Excias. Rvdmas. Mons. Benito Rodriguez, Mons. Atilano Vidal y Mons. Victorio Bonamín S.D.B.

El 24 de marzo de 1984, primeras vísperas de la Solemnidad de la "Anunciación del Señor", Mons. Jorge Manuel López bendice la Capilla del Instituto y consagra el altar, para que se celebre en él el Santo Sacrificio de la Misa. Luego de la misma hay un brindis, y antes de despedirse dice a todos los presentes las hermosas palabras que colocamos a continuación:
""Yo quisiera que la palabra final sea la que acaba de pronunciar el P. Torres-Prado, que es el padre de esta casa y de la comunidad, no solamente la que vive acá, sino también la que integran Uds. por eso mi palabra es final sólo en algún sentido, en cuanto que quiere ser eco y prolongación a la palabra del P. Torres-Pardo.

Ciertamente vivimos un momento de alegría y de admiración.
De alegría, porque la bendición de la iglesia nos colma de gozo a todos.
Y de admiración, al menos para mí, porque no conocía esta casa, este lugar, y no sospechaba que hubiera tanto edificado y, además hecho con tanto gusto y con tanto amor.

Por eso, quiero en este momento expresar mi agradecimiento, porque la Arquidiócesis de Rosario tiene aquí, en este lugar, una comunidad que trabaja por el Reino de Dios, y, además un lugar que es hermoso y piadoso.
Y quiero, finalmente, decir como lo expresé también cuando el Padre Torres-Pardo cumplió Bodas de Plata (Sacerdotales), que para mí es una filial, o, si Uds. quieren, fraternal satisfacción ir continuando las cosas que ha bendecido y ha llevado, alentando, el recordado y querido Monseñor Bolatti.

Esta es una de esas obras, como lo ha recordado el P. Torres-Pardo, de modo que también para mí es un motivo de gozo saber que hoy he bendecido una iglesia, cuya bendición viene a añadirse a la bendición que hace 3 años ya diera Mons. Bolatti sobre toda esta casa.

Dije que admiraba la obra que había acá. Pero mañana o pasado, cuando el Padre, venga por el Arzobispado, le voy a preguntar cómo hizo, para que me dé la receta a mí.
Además también quiero expresar la satisfacción por la iglesia, muy hermosa, y de esa reliquia de la Virgen del Rosario, que es realmente una reliquia histórica y piadosa.

Y, finalmente, quiero expresar también mi agradecimiento por este obsequio de este Niño Dios, que, solamente repitiendo palabras del Padre, debería yo ahora decir que todas las cosas comienzan por algo muy pequeño y sin hacer grandes saltos. El ejemplo de la semilla que se arroja en el surco. La semilla es muy pequeña, y aunque el sembrador quisiera que mañana ya tuviera fruto la espiga, tiene que esperar. Las cosas son así. Y este Niño del pesebre es el ejemplo divino de que Dios que ha hecho la gran Obra de la Redención, la ha comenzado con algo muy pequeño como es el pesebre de Belén.

Lo voy a tener con mucho gusto en mi sede del Arzobispado, y voy a pedir a Dios para que la Obra vaya haciendo siempre una gran labor de extensión del Reino de Dios.
Finalmente, Uds. han escuchado que el Padre, dijo, en un gesto muy amplio de obediencia a la Jerarquía, dijo hablando del Obispo: Sí quiere suprimirla, que la suprima. Si quiere bendecirla, que la bendiga. Fueron sus palabras textuales. No tengan miedo. No la voy a suprimir. Alégrense, porque hoy y siempre la voy a bendecir."

El 22 de enero de 1986 el Padre Fundador recibe de manos de S.E. Rvdma. Mons. Dr. Jorge Manuel López, Arzobispo de Rosario, un segundo documento de aprobación del incipiente Instituto "Cristo Rey", avalando y confirmando el documento que S.E. Rvdma. Mons Dr. Guillermo Bolatti, promulgara el 19 de marzo de 1981.

El 21 de diciembre es ordenado sacerdote por Mons. López el P. José Laxague C.R.
El 22 de agosto de 1987 el Padre Torres-Pardo C.R. organiza y preside un acto público en la Arquidiócesis de Rosario en honor de María Reina, en el curso del Año Mariano Universal, con la presencia de S.E. Rvdma. Mons. López, Arzobispo de Rosario.

El 30 de setiembre de 1988 los miembros del Instituto "Cristo Rey", junto con los laicos de la Obra, celebran los 60 años de vida de su Fundador, con la presentación de los dos volúmenes "Por el triunfo de Cristo Rey", obra de recopilación de sus escritos cristológicos, mariológicos, eclesiológicos, de teología espiritual y catequesis, redactados a lo largo de 30 años de fecundo sacerdocio. El documento de presentación de la obra fue realizado en Rosario por S.E. Rvdma. Mons. Dr. Victorio Bonamín S.D.B., ex Pro-Vicario castrense y el Dr. Héctor Padrón, con la presencia de Mons. Jorge Manuel López.

14 de octubre: Los hijos de la "Legión de Cristo Rey" en Bs. As. organizan la presentación de los dos volúmenes del R. P. Fundador en la Capital Federal. El acto fue solemnemente dignificado por la presencia del Sr. Nuncio Apostólico de Su Santidad, Mons. Ubaldo Calabresi. Hicieron uso de la palabra S.E. Rvdma. Mons. Dr. Antonio Quarracino, entonces Arzobispo de La Plata, y el Dr. Héctor Hernández, Catedrático de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina en Rosario.

24 de diciembre: S.E.R. Mons Jorge Manuel López concede al R. P. Fundador la autorización para que el Instituto "Cristo Rey" tenga su Escolasticado propio de Filosofía. El P. Torres-Pardo C.R. lo denomina a tal efecto: "Sedes Sapientiae". Desde entonces se formarán en las aulas de dicho establecimiento los futuros sacerdotes del Instituto en sus estudios filosóficos.
El 5 de mayo de 1989 es presentado el libro "Por el triunfo de Cristo Rey" en San Luis, a cargo de S. E. Rvdma. Mons Juan Rodolfo Laíse y del Dr. Alberto Caturelli.
El 19 de mayo de 1991 el R. P. Torres-Pardo C.R., todos los sacerdotes, y los Hermanos estudiantes de teología, hacen -en la solemnidad de Pentecostés- sus votos privados de castidad, pobreza y obediencia.

1993: 30 de abril: S. E. Rvdma. Jorge Manuel López firma los decretos de Aprobación del Instituto como "Asociación pública eclesiástica", y de aprobación del "Escolasticado de Filosofía".
1º de mayo: solemne entrega de los dos documentos antes mencionados.

En la bella homilía que Monseñor López pronunció en la solemne Misa de acción de gracias nos manifestó: "Yo doy gracias de todo corazón a Dios nuestro Señor por dos motivos. Primeramente, porque este decreto ha sido el logro del esfuerzo de muchos meses, y diría, más de un año de estudios para poder, dentro del derecho canónico, conforme en todo, a la luz de los cánones que nos señala este código, poder ubicar a este Instituto Cristo Rey en la forma que acabo de expresar; y reitero, que es Asociación pública de la Iglesia, en orden a la formación luego de una Congregación religiosa de derecho diocesano. Y, en segundo lugar, me alegro enormemente por esta misma institución Cristo Rey".

Al finalizar nos alentó diciendo: "Os felicito de todo corazón, querido Padre Fundador, Padre José Luis Torres-Pardo, por vuestro empeño y por vuestra tenacidad en llevar adelante, por la gloria de Dios y por el bien de las almas, este Instituto que pertenece al ámbito de nuestra Iglesia arquidiocesana. Quiero también felicitar a todos los sacerdotes y a todos los hermanos que constituyen esta Asociación, esta comunidad, y al invitar también a las Legiones masculinas y femeninas de Cristo Rey y a todos los que se encuentran aquí presentes, invito a todos a unirnos íntimamente, fraternalmente, humildemente, generosamente, a elevar al Señor, juntamente con la Hostia y el Vino consagrado, el cántico de la más grande acción de gracias y alabanza al Señor, rogándole la abundancia de sus bendiciones, no solamente para este feliz día sino para todos los días del trabajo apostólico de este Instituto Cristo Rey. Que la Virgen Santísima, como siempre Madre de Dios y Madre nuestra, esté junto a nosotros en la alabanza y en la acción de gracias y en la intercesión constante, para que el Señor nos dé aquellas bendiciones que necesitamos para ir santificándonos y para ser siempre apóstoles de Cristo Rey. Así sea.

30 de agosto: se realiza la compra del "Castillo de Javier", nuestra casa en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires), gracias a la generosidad del hasta entonces querido ejercitante "don Luis Ospital". Quien siendo viudo hacía ya unos cuantos años, y habiendo estado junto al Padre Fundador desde los comienzos de la Fundación, deseaba conseguir una casa para que se estableciera una Comunidad en dicha ciudad. Vende a tal efecto su departamento propio (ubicado en el centro de la ciudad) y compra un chalet muy antiguo, estilo inglés, en las afueras de la metrópoli, en la villa Harding Green.

Cuando don Luis le dice al Padre su intención de alquilar un departamento y dejar a la comunidad la casa, nuestro Padre le dice: "De ninguna manera, Ud. se queda en la casa, y a partir de ahora será el Hermano Luis".

Desde entonces el querido Hermano Luis Ospital quedó al frente de la casa en todo lo que respecta a reparación, remodelación y ampliación de la casa, llamado el "Castillo de Javier", por deseo del mismo Hermano Luis, quien profesa una profunda devoción a san Francisco Javier.
1994: El 13 de marzo de 1995 el Padre decide que algunos sacerdotes del Instituto se licencien en Teología, para dicho efecto manda a dos sacerdotes a estudiar a la Pontificia Universidad Católica Argentina, situada en la Capital Federal. Esos son los comienzos de la comunidad "San Ignacio". Dichos padres se establecen como residentes en Buenos Aires con un hermano coadjutor que los acompaña. Viven en una casa prestada para tal efecto. Es la primera Comunidad que nace de la Casa Madre de Roldán.

En 1996 gracias al tesón de la familia Juan (ejercitantes de la Obra en Buenos Aires), radicada por algunos años en Washington (USA), que organizan en el país del Norte dos tandas de Ejercicios Espirituales, el R.P. Torres-Pardo C.R. envía, por primera vez, a dos sacerdotes a predicarlos y a establecer nuestra Obra, que hoy cuenta con un lindo grupo de hispanos en Maryland. Los Padres son cordialmente recibidos por S.E.R. Mons. Álvaro Corrada del Río, Obispo Auxiliar de Washington para los hispanos. En los años subsiguientes hemos continuado con la predicación de los Ejercicios Espirituales para hombres y mujeres en esa diócesis.
Entre los recuerdos más hermosos que tenemos del querido Mons. Corrada está la presentación que hiciera de la separata "La Iglesia, Piedra de escándalo", de nuestro Padre, para la edición americana. Hela aquí:

"Querido lector:
El Padre José Luis Torres-Pardo, fundador del ‘Instituto Cristo Rey’ en la Argentina, ha escrito un librito sobre la Iglesia Católica.
Su presentación de las ideas es excelente, clara, ortodoxa. Estamos muy necesitados de su contribución en estos tiempos de Eclesiologías débiles y pobres, para mantenernos en nuestra fe y darnos esperanza en nuestro peregrinar sobre la tierra.
Más importante aún, la presentación de la Iglesia del P. Torres-Pardo es rica en fuentes de los más diversos y serios autores de la Iglesia.
Además, el amor por la Iglesia que el P. Torres-Pardo presenta en su trabajo es la mayor lección que nosotros podemos aprender de él.

Obispos, sacerdotes, teólogos y laicos en la Iglesia, pueden aprender del P. Torres-Pardo cómo combinar la doctrina, el celo apostólico y la verdadera sabiduría cristiana, al servicio de nuestra Iglesia Católica.

Por favor, lee este librito con gran amor. El trabajo del P. Torres~Pardo es uno de los mejores que yo he visto, para refutar los ataques a la Iglesia, como gran instrumento catequístico para la Evangelización y como una perfecta meditación para incrementar nuestro amor por la Iglesia y por Jesucristo, su Fundador.

Con mis bendiciones y oraciones."
1998: 13 de Abril: 50º aniversario de la Consagración a Cristo Rey de nuestro Padre Fundador (se celebró públicamente el 12 de Abril).
Ese mismo año los padres que van a predicar a Washington pasan por Miami, donde años antes se radica otra fervorosa familia de la Obra, los Krauss. Jorge Krauss establece una entrevista con S.E.R. Mons. Gilberto Fernádez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis para la pastoral de los hispanos; y se concreta el proyecto de predicar Ejercicios Espirituales en dicha Arquidiócesis en Febrero de 1999.

6 de Julio: 40º aniversario de la Ordenación Sacerdotal de nuestro Padre. La, "gran sorpresa" fue el telegrama de felicitación del Cardenal Sodano, Secretario de Estado de Su Santidad, en nombre del Santo Padre.

Nunciatura Apostólica Buenos Aires, 23 de marzo de 1998
Su Santidad, Juan Pablo II felicita con, afecto al Rvdo. Padre José Luis Torres-Pardo Moya, que, en acción de gracias a Dios, celebra el 40 Aniversario de su Ordenación Sacerdotal y le asegura un particular recuerdo en la plegaria, mientras hace fervientes votos por su bienestar personal e intenciones pastorales. En señal de benevolencia y prenda de abundantes gracias divinas, el Santo Padre, le encomienda a la protección de Cristo Rey del Universo .y le imparte de corazón la Bendición apostólica, que complacido hace extensiva a sus familiares y, a todos los participantes en la celebración jubilar.

Cardenal Angelo Sodano Secretario de Estado de Su Santidad
30 de Septiembre: 70º cumpleaños de nuestro Padre. Se celebró públicamente el 27 de Septiembre con una concurridísima participación de ejercitantes de todo el país. Asimismo el Padre recibió saludos y felicitaciones de numerosos obispos y sacerdotes. Los padres y hermanos de la Comunidad, para homenajear a nuestro amado Padre, representamos, con mucha sencillez, a modo de obra teatral un resumen de la vida del Padre desde su juventud hasta entonces.
Último sábado de Octubre: 30º aniversario de la llegada a la Argentina de nuestro Padre. Se celebró el 22 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, con una solemne Misa en la Parroquia "Ntra. Señora de la Merced", y con la actuación de un prestigioso coro de Rosario.

30 de Septiembre de 1998: Presentación del libro "In Sinu Matris" (Meditaciones sobre el Misterio de María) en Rosario, a cargo del Sr. Arzobispo, Mons. Eduardo V. Mirás.
23 de Octubre: Presentación del mismo libro en la ciudad de Córdoba, a cargo del Dr. Alberto Caturelli, reconocido filósofo y miembro de la Pontificia Academia para la Vida.
14 de Noviembre: Presentación del libro "In Sinu Matris" en Buenos Aires, a cargo de Mons. Roque Puyeli, ex-Capellán Mayor de la Fuerza Aérea.

27 de Noviembre: Presentación del libro "In Sinu Matris" en san Luis, presentado por el Pbro. Dr. Marcelo Parma, Rector del Seminario, delegado por S.E.R. Mons. Juan R. Laice, Obispo de San Luis.

1999: Febrero: Se concreta el proyecto de predicar ejercicios en Miami. En esa ocasión Mons. Gilberto Fernández recibe cordialmente a los P.P. Jorge Piñol C.R. y Daniel Almada C.R., confirmándolos en su misión. Desde entonces hay ejercicios anuales para damas y hombres con número creciente de ejercitantes. Se estableció también allí nuestra Obra.
En mayo del año 2002 gracias a la intercesión de San José y de la beata Madre Maravillas de Jesús, hemos conseguido de la Divina Providencia una casa propia en la ciudad de Buenos Aires (Capital), la bendición de la misma la realizó nuestro Padre Fundador el sábado 15 de junio, con la presencia de toda la comunidad, que viajó a Buenos Aires exclusivamente para este evento.
2003: En noviembre unimos dos solemnidades: la fiesta de "Cristo Rey" y los 75 años de vida de nuestro Fundador. Con esa ocasión toda la Obra se unió en Roldán para el festejo.

En este momento (septiembre de 2004) el Instituto "Cristo Rey" cuenta con doce sacerdotes, y doce hermanos de los cuales 5 están preparándose para la Ordenación sacerdotal.
En todos estos años la obra en la Argentina se ha ido expandiendo a ritmo sostenido y creciente. Hemos predicado ejercicios en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Bahía Blanca, Necochea, Junín, San Luis, Merlo, Comodoro Rivadavia, Tucumán, La Pampa y La Plata. Y, si Dios quiere, próximamente predicaremos en las Provincias de San Juan y Misiones.
Poco a poco la Obra también se asienta en Estados Unidos, donde los grupos se mantienen fieles al Carisma, a pesar de las dificultades que impone la distancia.

Nuestras estampas

Nuestras estampas

Ofrecemos al usuario de Internet en esta parte de nuestro Web site el elenco de las estampas que nuestro Instituto "Cristo Rey" ha impreso en estos últimos años.

Los fondos de pantalla son ajenos a la estampas reales, que tienen de frente la imagen y por detrás las hermosas oraciones que aparecen en su pantalla, compuestas por nuestro Padre Fundador.

Son todas estampas simples, excepto las "Letanías a Dios Padre" y la "Oración ante el Ecce Homo" que son a modo de librito.
Son ideales para hacer un buen momento de meditación.



La luz brilla en las tinieblas

27 de marzo de 2007
Acaba de salir a la luz el magnífico libro escrito por nuestro Padre Fundador sobre el pensamiento del Santo Padre Benedicto XVI, titulado: “La Luz brilla en las tinieblas”.
“Mi anhelo –dice nuestro Padre en el prólogo del libro- es lanzar a los cuatro vientos la Sabiduría inagotable de Joseph Ratzinger (como Papa, Prefecto y teólogo), así como el sembrador esparce la buena semilla sobre la tierra, a la espera de que produzca el mayor fruto posible”. Y más adelante, agrega: “Entrego este libro, casi a modo de testamento, a los numerosos hijos que el Padre de los cielos me ha confiado, y a quienes ha puesto en el ya largo y fatigoso camino de mi vida…”.
El libro tiene 409 páginas, presentando de modo orgánico y pedagógico el pensamiento del Santo Padre. Contiene más de 500 citas textuales recogidas de numerosas obras del gran Pontífice. Se trata, por tanto, de una labor verdaderamente magnífica, en la que nuestro Padre ha puesto alma y vida, llevando a la práctica, con respecto al Papa Benedicto, las palabras de Juan el Bautista referidas a nuestro Señor Jesucristo: “Conviene que El crezca y que yo disminuya” (Jn 3,30). Así lo ha dejado escrito en el mencionado prólogo: “Mi discreta contribución –por emplear una sencilla comparación- no ha sido otra que hacer el oficio de una aguja de coser, cuya única utilidad consiste simplemente en poder enhebrar el hilo a través de su diminuto ojal…”. ¡Ese en nuestro Padre!
Tenemos la convicción de que este bellísimo libro ayudará mucho a crecer en el amor a Cristo Rey, a María Sma., a la Santa Madre Iglesia y al “dulce Cristo en la tierra”, el Papa Benedicto XVI.

Quiénes Somos


¿ Qué es el Instituto Cristo Rey ?

El Instituto Cristo Rey (ICR) es una sociedad religiosa, compuesta de sacerdotes y hermanos coadjutores, que, separados del mundo y mediante la profesión de los consejos evangélicos (de castidad, pobreza y obediencia), de una vida fraterna y estable en común se consagran totalmente a Dios, no buscando sino su mayor gloria, en la extensión del Reino de Jesucristo, al servicio de la Santa Madre Iglesia.
La Realeza de Jesucristo, tanto individual como social, es el carisma, la misión y la razón de ser del Instituto, cuyos miembros han de vivirla en su triple dimensión: contemplativa, doctrinal y apostólica.
Fin primario del ICR es el servicio a los sacerdotes y consagrados, ayudándoles en su renovación espiritual y formación doctrinal, con vistas a su acción pastoral.
Se dedica, al mismo tiempo, a la formación y santificación de los fieles laicos, dando prioridad a la "Legión de Cristo Rey".
Para lograr sus fines utiliza como medios principales: la predicación de la Palabra de Dios, la dirección de los Ejercicios Espirituales y la docencia de materias eclesiásticas.

¿ Qué es la Legión de Cristo Rey ?

La Legión de Cristo Rey (LCR), dependiente del ICR, está integrada por laicos (hombres, mujeres, jóvenes y niños), quienes, afianzados en su espíritu por los ejercicios ignacianos, trabajan por conformar el orden social de acuerdo a los valores evangélicos. Saben que nunca podrán hacer reinar a Jesús en la sociedad, si primero no lo hacen reinar en sus propias personas y en sus hogares. La LCR esta extendida por gran parte del territorio argentino, y también en Washington y Miami.

¿ Quien es su Fundador ?

El R. P. José Luis Torres-Pardo es el Fundador del ICR y de la LCR. Obra de la Iglesia Católica que nace en la Arquidiócesis de Rosario, Argentina, en 1980, con el apoyo y la aprobación de los Arzobispos de ese lugar.
El Instituto Cristo Rey se mantiene económicamente de las donaciones que recibe de la caridad de los bienhechores, que espontáneamente colaboran para su sostenimiento.